jueves, marzo 28 2024

por Alejandra Gómez Macchia

Si hablamos de jazz en Puebla es inevitable remitirnos a dos nombres, o mejor dicho a tres: Beto Cobos, Rodrigo Moctezuma, y su engendro maravilloso: Jazzatlán.

Esto no es una publicidad pagada para el célebre club que ha sido durante más de veinte años un oasis en medio del desierto sonoro que se vive en Puebla.

Esta es una conversación con Beto: guitarrista, melómano, buen bebedor de mezcal y vino, conversador atento y carnal de quien esto escribe.

Mi historia con el personaje es tan entretenida como oír Anthropology de Charlie Parker.

Para este número, contacté a Cobos. Como siempre, andaba de rol por la CDMX y por eso mismo le mandé un cuestionario vía Whatsapp.

Bendita tecnología que después de la pandemia nos ha acercado más y nos permite, si queremos, entrevistar a la gente mientras uno hace otro tipo de cosas como barrer, asolearse o rascarse la cabeza.

Beto Cobos es un referente en la escena del jazz poblano, y por qué no cacarear el huevo, también nacional.

Lo vemos seguido en Jazzatlán Capital, hermano gemelo del Jazza original que está en Cholula, y también en otros foros en donde la banda esnob o no esnob puede ir a alucinarse con las tonadas de este ritmo que para unos es insoportable y para otros es un estado de gracia.

Yo me topo al Beto desde hace muchos años; conozco sus gustos, sus filias, sus fobias y sus manías. Hemos crecido juntos, paralelamente, aunque me lleve unos añitos, sin embargo, la agitación de la vida nocturna parece ser su vocación ya que para él las desveladas y los conciertos surten un efecto casi rejuvenecedor.

Ahora bien, para los lectores que no tengan el gusto, pergeñé estas preguntas que salen un poco del clásico: ¿quién es fulano de tal? ¿Cuáles son sus proyectos? ¿Cómo empezaste en esta onda?

Siempre es mejor sumergirse en el personaje mediante lo más mundano, y así después, si les interesó, pueden Googlearlo, estalkearlo o algo mejor: ir a escucharlo…

Alejandra Gómez Macchia. En Puebla hay pocos guitarristas de jazz. Dices “guitarra” y saltan los troveros, los de las tunas, los de los tríos y los rockeros, pero el jazz… El jazz no es para todos, ¿es cierto eso?

 Beto Cobos. No es para todos porque estamos muy sesgados en cuanto a lo que se nos presenta como lo accesible, lo popular, lo fácil; entonces cuando estamos frente a lo que está en el mainstream como “normal”, lo de todos los días, la gente se resiste. Eso, y que también cada vez más la gente busca inmediatez en todo. Entonces, tengo que mover el pie a los cinco segundos de que empezó la canción, o le cambio, ¿no? Y si a lo mejor tiene un minuto de introducción la misma canción, la gente se aburre. La inmediatez es un obstáculo. El jazz puede ser para todos, o al menos para muchos, mientras haya disposición de abrir la oreja.

AGM. Los espacios también son limitados. Tenemos Jazzatlán, y de pronto algunos foros que abren la puerta al jazz, como La Casa del Mendrugo, ¿qué pasa con la escena del jazz en Puebla?

B.C.Tristemente está en una etapa de oscurantismo. En cuanto a foros, quitando el Jazzatlán, no hay. Hace unos años podíamos contar en el centro de Puebla con algunos lugares. Hoy en día, si esos lugares siguen abiertos, parece que su apuesta por la música, en general (no nada más refiriéndonos al jazz) es por el entretenimiento casual, o si no lo descartan. Y si hay chance de tocar, está muy pagado, por lo cual se hace un círculo vicioso.

AGM. ¿Fuiste rockero alguna vez? ¿Llegaste a tocar con una banda en El Umbral o La Hacienda?

B.C. Fui rockero y lo sigo siendo, aunque no toque rock, pero soy fan. No toqué en esos lugares emblemáticos que mencionas, tal vez porque, bueno, estoy ruco, pero no tanto… entonces el umbral ya tiene sus años y yo estaba muy joven. Lo ubicaba. En La hacienda, para nada, jamás fui. Tocaba rock, un poquito más popero, y entonces le daba en lugares fresillas. Llegué a tocar en El Frogs, en el Freeday (risas). Rock más tirándole al pop, y a veces nos echábamos una de Metallica, cosas así.

AGM. Guitarristas de rock que tu digas: estos son una piola

B.C. Muchísimos. Pienso en Gary Moore, Mark Knopfler es de mis grandes héroes (de Dire Straits, por supuesto), creo que es dueño de una voz inigualable, un sonidazo… Aunque de blues está Steve Ray Vaughan. Steve Lukather, de Toto. Había una banda de glam que se llamaba White Lion y tenía un gran guitarrista; Vito Bratta, Vito “Reata”, le decíamos.

AGM. Si pudieras revivir a un jazzero de la vieja –primera escuela– con quién te gustaría echar un jam, ¿quién o quiénes serían?

B.C. Lester Young. Me encanta ese estilo como con mucho espacio, que flota; muy melódico, y como guitarrista reviviría a Charly Christian.

AGM. ¿Qué necesitas alrededor para poder componer?

B.C. Ante todo ganas. La energía correcta para hacerlo porque tengo muchas ideas; esas ahí están, nada más que hay que pulirlas y aterrizarlas.

Para que una idea se convierta en una pieza digna se requiere mucho trabajo. Esa energía puede ser llamada, si quieres, inspiración. Ella llega y ¡pum! La idea surge; ahora hay que meterle al trabajo.

AGM. ¿Qué fue lo que más valió la pena del paso por Berkley?

B.C. Desde luego los maestros. Si no todos, la gran mayoría. Maestros realmente increíbles. La escuela tiene muchos contras, pero los docentes son la maravilla.

AGM. ¿Cuál de tus tantas guitarras te llevarías contigo si hubiera un Apocalipsis zombi?

B.C. La más ligerita para poder correr cuando te esté persiguiendo el sujeto. Ahora que lo pienso, el peso de la guitarra es importante. Sería entonces la TELECASTER que le llaman precisamente thin line, que es casi hueca y pesa menos. Me llevo esa entonces.

AGM. ¿Qué pieza recetarías para que oyera un condenado a muerte?

B.C. Una pieza mía que se llama Desenlace. Está bastante relajante, por si se quisiera ir en paz, aunque al final si se pone un poco más intensa con cierto grado de estridencia. Sí, creo que esa sería mi receta.

AGM. ¿Qué tanto necesitas de las demás artes para alimentar el groove?

B.C. Groove significa ritmo, ¿no? Entonces todas las artes tienen un groove, los estilos musicales, desde luego, lo tienen; y aunque la melodía puede ser lo más importante, el groove es esencial. Todo tiene un ritmo: el día y la noche, las olas. Hay ritmos en la arquitectura, en la fotografía. El Groove es el latido de las cosas. Es el impulso, la vida, y desde luego, la música se alimenta de todas las demás artes.

AGM. ¿Cómo ayuda el bossa nova al músico de jazz?

B.C. Es un tema de etiquetas. El Bossa es un ritmo de samba, un groove de samba, ejecutado más suave, más lento, y la armonía es de jazz. Es un poco lo mismo, ¿qué tanto ayuda? Son grandes canciones, los compositores son unos monstruos, empezando por Jobim interpretado por Joao Gilberto con letras de Vinicius de Moraes…Son verdaderas obras de arte, entonces obviamente que su conocimiento alimenta si quieres dedicarte al jazz.

AGM. De los músicos actuales de jazz, ¿quién es tu Chanoc?

B.C. Me voy por Julian Lage; tremendo guitarro, jovencísimo además.

AGM. Si volvieras a la edad cuando decidiste dedicarte a esta vaina, ¿harías lo mismo?

B.C. Perdería menos el tiempo y me desharía de ciertas ideas que no abonan, que dan miedo y que al final de cuentas te retrasan, te distraen. Sí haría lo mismo, pero me lanzaría sin red, sin paracaidas, porque, en realidad… ¿qué puede pasar?

AGM. ¿Cómo se llevan el mezcal y el jazz?

B.C. Son un matrimonio indisoluble. En mi experiencia se llevan de maravilla. No sólo personalmente, sino lo que veo alrededor.

AGM. Vas en un barco, se estrella, saltas, descubres que en el mismo barco iba Scarlett Johansson. Te dan a elegir salvar, o a tu guitarra, o a la dama en cuestión…y quedarte con ella para el resto de tu vida.

B.C. Sin dudarlo a Scarlet, o haría trampa y le aventaría la guitarra para que con ella flotara.

AGM. ¿En verdad sirve para algo la música?

B.C. Nomás para vivir, ¿no? También es buena para la estupidez y para tener algo qué hacer. Y si puedes hacer música, qué mejor; harás lago de tu vida que tendrá sentido, y si no sabes hacerla, te acompañas de ella , y entonces ya tienes algo qué hacer.

AGM. Si te pudieras robar una voz, ¿de quién sería?

B.C. Yo creo que nadie le gana a Ella Fitzgerald en términos de voz. Billie Holiday también. Ella Fitzgerald sí tenía un gran instrumento, la Holiday no, pero su instrumento era de lo más expresivo y chingón. Y una voz de hombre, para acomodarmela, pienso en Johhny Hartman.

AGM. ¿Cómo ves el futuro del jazz?

B.C. Estaría maravilloso ver el futuro, ¿no? Lo único que sé es que los músicos van a seguir creando y tocando. Que si va a crecer, que si va a haber más lugares, que si se va a morir, si va a ser un revival en algún momento…no lo sé. Lo único que creo es que los músicos seguirán haciendo musica.La música no va a parar por nada; tal vez no llegue a tus oídos, pero ahí va a estar.

AGM. ¿Te has puesto en huelga de tocar?

B.C. No, porque huelga implica que sea voluntario. Han pasado periodos en que no toco, pero nunca ha sido por gusto. Igual porque no tengo la energía, porque estás con otras ideas en la cabeza… Hacer el sacrificio de tocar, por alguna otra actividad, no.

AGM. ¿La música es mejor que la vida?

B.C. Este tipo de preguntas se deben de contestar con humor, porque el impulso vital y erótico, se dan muchas veces con las artes, entonces no puede haber creación sin vida, obviamente. Son asuntos filosóficos, pero yo creo que las dos son similares (la vida y la música): pueden ser bien culeras o pueden ser maravillosas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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