lunes, noviembre 4 2024

La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía

Dijo Paco Fraile, vocero del PAN estatal, que la noche del viernes asistió al “famoso conservatorio de Miedo y Asco en Casa Puebla”.

¿Conservatorio?

¿A qué conservatorio habrá ido Paco?

¿Al que se encuentra ubicado en el Paseo Bravo?

¿O habrá confundido un conversatorio con conservatorio: ese lugar en el que se enseña música y danza?

Lejos de la ironía fina, Fraile dijo que se echó las tres horas y media de “los cuentistas, ambos cuentistas”, refiriéndose al gobernador Miguel Barbosa Huerta y quien esto escribe.

¿Cuentista yo?

Alguna vez quise escribir un cuento y me salió una novela corta.

El cuento es un género muy complicado porque requiere pulsión narrativa y capacidad de síntesis.

Tengo, creo, lo primero, pero difícilmente lo segundo.

El cuento es un género que respeto y en el que hasta hoy no he incursionado.

Creer que mi novela Miedo y Asco en Casa Puebla es un cuento deja muy mal parado a Paco, pues es evidente no sabe distinguir entre los dos géneros.

Pero si lo dijo como una manera de descalificarnos al acusarnos de “cuentistas” terminó por exhibir su supina ignorancia.

Si quería llamarnos “cuenteros” (“persona que acostumbra contar chismes”, según el diccionario de la RAE) debió habernos dicho así, pero no se atrevió.

Entonces nos dejó en el nivel de “cuentistas”.

Cuentistas famosos fueron Guy de Maupassant, Kafka, Edgar Allan Poe, Chéjov y, entre nosotros, Rulfo y Fuentes.

Para ser irónico, faltaba más, hay que tener estilo.

Y cultura.

Fraile llamó al gobernador “el cuentista mayor”.

Y todo en referencia a lo que éste dijo en el sentido de que Martha Érika Alonso había estado en el hotel MM durante la célebre jornada en la que arrimaron las huestes de Morena.

Paco dijo que el gobernador había insultado a Martha Érika y que no se valía porque ella ya no puede defenderse.

Nada más lejos de la verdad

Miguel Barbosa no insultó a Martha Érika.

Sólo reveló que al decir de fuentes policiacas había evidencias de que ella había estado ahí.

¿Dónde está el insulto?

“No vale, por cuentista que uno sea, hacer esas aseveraciones”, enfatizó Fraile con estilo decimonónico.

Y remató que no se valía utilizar “una tribuna de cuentos” para “inventarse un cuento de grandeza”.

¿Tribuna de cuentos?

¿A qué conversatorio fue el señor Fraile?

O mejor dicho:

¿A qué conservatorio?

Con estos voceros, pobre oposición.

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