viernes, mayo 3 2024

Los eufemismos son palabras que se utilizan para darle una connotación menos cruda a lo que se quiere decir. Dicho en llano: un eufemismo es como ponerle tutú a un practicante del sadomasoquismo.

Hasta hace unos años, la reina de los eufemismos había sido doña Martha Sahagún, quien poco a poco fue introduciendo una serie de palabras que maquillaban, por decirlo de alguna manera, esas otras palabras que sonaban demasiado agresivas. 

Estamos viviendo una regresión al oscurantismo gracias a todos aquellos que han querido meterle mano al lenguaje en aras de la inclusión. Tanto así que hasta la propia RAE (Real academia de la lengua española) ha tenido que dar dos o tres manotazos para frenar las aberraciones que las feministas radicales intentan imponer a capricho, como si al cambiar una “o” por una “e” o por una “x”, se eliminaran como por arte de magia las injusticias históricas que han recaído sobre el sexo femenino.

Pero por hoy dejaremos en paz a las feministas radicales y sus excentricidades.

Hablemos de AMLO, sí, de nuestro presidente y su confusa narrativa. De un caso en especial que a todos nos atañe: ¿es o no es un gasolinazo el incremento de la gasolina?

AMLO y su secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, dicen que no.

Ellos siguen insistiendo que no habrá más gasolianzos.

Juran que esa es una vieja práctica de los gobiernos neoliberales y de los priistas corruptos y de los panistas fifís.

Desde su campaña, una de las promesas más reiterativas de López Obrador fue precisamente asegurarle al pueblo que nunca más habría aumentos en los combustibles, y menos aumentos sorpresa. Sin embargo, ahora resulta que la gasolina subirá un poquititio. Unos cuantos centavitos.

¿No es acaso lo que pasaba año tras años, justo en los primeros días de enero, en los gobiernos pasados?

¿No nos íbamos a dormir bien enfiestados, jubilosos por haber sobrevivido 365 días más, y de pronto, cuando la cruda nos alcanzaba cada primero de enero nos topábamos con que la gasolina había subido un poquitito, unos centavitos?

“Gasolinazo” no significaba que los precios de la gasolina subieran estrepitosamente de un día para otro. Gasolinazo significaba que le subieran un poquito, pero constante. El Gasolinazo también implicaba el factor sorpresa, es decir, el gobierno no publicaba un calendario que nos anticipara el alza en los precios, sino que la noticia llegaba así, de ramalazo, dos o tres días antes de que se diera el alza en las estaciones .

Urzúa insiste: “el costo del litro de la gasolina dependerá directamente de la inflación, es decir, se tiene previsto que suba 3.4%”.

Luego entonces, sí habrá gasolinazo, pero no se llama gasolinazo, pero se siente como gasolinazo porque se parece a los gasolinazos.

¿Cuál será el eufemismo que se sacará de la manga el gobierno federal para matizar esta acción (y palabra) que se huele a un gasolinazo, pero neta, AMLO jura que no es gasolinazo, aunque se parezca?

Marthita Sahagún, reina del eufemismo: ¡ayúdale, plis!

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