miércoles, mayo 1 2024

Por Xenia Sánchez

Los cánones de belleza han tenido una marcada evolución a lo largo de los siglos, especialmente en lo que respecta a los estándares de belleza femenina.  En la actualidad las mujeres se sienten cada vez más presionadas por los estereotipos de belleza que resultan más y más exigentes.

Atrás quedó el famoso “90-60-90”. Ha sido relegado a un segundo plano con la finalidad de ir desapareciendo poco a poco hasta quedar completamente en el olvido.

Por desgracia, la desaparición de este término no supondrá la eliminación de los cánones en general, sino que conllevará la aparición de otros nuevos.

Algo tan “inofensivo” como una selfie, ha transformado la percepción de la perfección. La adicción al culto de la imagen y el cuerpo, sumado a un factor tan clave como lo son las redes sociales, crean a su paso un combo preocupante que se traduce en un incremento en la demanda de cirugías estéticas a nivel mundial.

Lo destacable en este asunto no son las operaciones estéticas por sí mismas, sino el poder de las redes sociales para llevar a sus usuarios a un estado de insatisfacción crónica, sobre todo en edades tempranas.

El error radica en no aceptar la diversidad e ignorar que nacemos condicionados por nuestra herencia genética. La sociedad coloca estratégicamente a la belleza en un escalafón superior al de la salud, cuando debería ser completamente al revés.

No podemos vivir frustrados, intentando alcanzar una perfección inexistente; lo que sí podemos hacer es adoptar un estilo de vida saludable, alimentarse correctamente, estar en nuestro peso óptimo y hacer deporte de cualquier tipo con la única finalidad de sentirnos a gusto con nosotros mismos.

Aquí es donde entra en la ecuación los términos “Fitness” o “Running” cada vez más populares, que parecen ser la tabla de salvación de todas aquellas personas que con esfuerzo quieren lograr lo que se proponen. La importancia del Fitness reside en que no es necesario asistir a un gimnasio para poder estar en forma, si no que puedes practicarlo tanto en la casa como en la calle. Al igual que el Running, que goza de una gran popularidad ya que no requiere ningún desembolso adicional para practicarlo; basta con unas zapatillas deportivas adecuadas.

Históricamente la participación de las mujeres en el deporte ha sido tardía y llena de dificultades. Una práctica tradicionalmente excluida porque se trataba de algo que no encajaba con lo que habitualmente se adscribía al rol femenino, enfocado de forma exclusiva a la maternidad y al cuidado del hogar.

Todavía existen resquicios de ese estigma en la sociedad actual, de hecho, somos educados en parte de esa forma: a los chicos se les estimula deportivamente de forma natural y se les orienta más en la práctica de algún deporte; en el caso de las chicas suelen ser educadas en prácticas que no requieran una actividad física, y en el caso de sí realizar alguna ocupación, se busca algo más “femenino” y “adecuado” como la gimnasia o el baile. Es decir, que desde la infancia somos instruidos de manera desigual en el deporte, apartando casi de forma inconsciente a la mujer de cualquier actividad física.

El Barón Pierre de Coubertin, padre de los Juegos Olímpicos modernos, fue hasta su muerte un fiel detractor de la participación femenina en estos.

El Barón afirmó que la presencia femenina en un estadio era “antiestética, poco interesante e incorrecta”, e hizo gala de la misógina opinión de la época con comentarios como “Las mujeres sólo tienen una labor en el deporte: coronar a los campeones con guirnaldas”.

La incorporación de atletas femeninas parecía una completa utopía hasta que apareció en escena Alice Milliat, una impulsora del deporte femenino en la región de París. Organizó clubes, competiciones entre dichos clubes… y fundó, tras finalizar la I Guerra Mundial, la Federación Deportiva Femenina, competencia directa del COI de Coubertin.

Milliat, por su parte, organizó en París los primeros  Juegos Mundiales femeninos (1922) que, tras su triunfo, derivó en una segunda edición en Suecia aún más exitosa (1926).

Coubertin temía que estos hechos acabaran con una disolución del Movimiento Olímpico, así que para intentar aplacar una posible disolución se decidió que en 1928, en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, las mujeres pudieran participar.

Aunque se les permitió competir en cinco disciplinas de atletismo como gesto “conciliador”, las atletas no consideraron esta medida suficiente y continuaron celebrando sus juegos mundiales femeninos: Praga (1930) y Londres (1934), hasta que la progresiva ampliación del programa olímpico se convirtiera en una realidad.

Su participación no significó una bienvenida, más bien todo lo contrario, pues se intentó frenar cualquier progreso.

En 1967, Kathrine Switzer se inscribió en la maratón de Boston. En aquel entonces no se permitía la participación de mujeres, así que Kathrine se inscribió como “KV Switzer” y se colocó en la salida como todos los demás.

Durante la carrera, uno de los comisarios se percató de que Kathrine era una mujer y se dispuso a sacarla, pero el resto de corredores no sólo lo evitaron, sino que la escoltaron para que ella pudiera terminar.

Switzer no sólo luchó por la participación femenina en la prueba –que se hizo real en 1972– sino también dedicó su vida a luchar contra la desigualdad en el deporte.

También en los años 60, la actriz y pionera en lanzar videos de rutinas deportivas, Jane Fonda, promovió la práctica de ejercicios en casa mediante rutinas de aerobics.

Se hicieron tan populares que en la década de los 90, Cindy Crawford recogió el testigo de Fonda y lanzó sus propios videos de entrenamiento personal con un éxito abrumador.

A través de estos videos domésticos muchas mujeres que nunca antes habían practicado ejercicio comenzaron a hacerlo. La actividad física entre las mujeres fue ganando así cierto atractivo y popularidad, lo que se podría traducir con el paso del tiempo en el creciente interés actual por el estilo de vida saludable.

El deporte amateur, el que se hace por placer por gusto o por satisfacción personal, evoluciona cada día para llegar a más personas.

La tecnología es un factor importante a tener en cuenta porque ha revolucionado la forma de hacer deporte. Cada vez son más los que comienzan a practicar alguna actividad mediante una App. ¿Su éxito? Una magistral combinación entre un precio mínimo (o directamente inexistente), y una alta funcionalidad. Por otro lado, los gadgets deportivos parecen haber llegado para quedarse. Están cada vez más presentes y han cambiado el planteamiento de muchas personas a la hora de hacer deporte.

También existen otras prácticas bastante populares que cada día ganan más adeptos; entrenamientos de alta intensidad con intervalos, conocidos como HIIT , siguen en la cúspide de las rutinas deportivas; se trata de un entrenamiento que consiste en realizar distintos tipos de ejercicios en serie en los que se combinan un alto rendimiento y rapidez, con intervalos cortos para el descanso.

La fórmula es algo así como “el té y el café” del mundo del deporte.

Los entrenamientos de fuerza utilizan una combinación de ejercicios aeróbicos y anaeróbicos para ser más efectivos, de esa forma tonificas, desarrollas la musculatura, e inclusive puedes perder más peso que con los ejercicios aeróbicos exclusivamente. Además te ayudarán a corregir la postura de la espalda evitando así los dolores, y aceleran el metabolismo. Estas son algunas de las razones por las que clases de BodyPump arrasan en los gimnasios.

A muchas personas les resulta aburrido practicar deporte en solitario, así que es frecuente que empiecen con entusiasmo, pero al cabo de los días acaban desistiendo. Algunos optan por un entrenador personal, ya que les ayuda a centrarse en sus objetivos de forma individualizada sin sentirse solos. Pero esta solución es un lujo que no todo el mundo se puede permitir, por eso es habitual contratar servicios de coach en grupos reducidos.

En las dos disciplinas, tanto en el yoga como en el Pilates, se une el concepto de cuerpo y mente para conseguir  relajación y bienestar físico. Lo mejor de ambas es que son dos actividades que pueden practicar todo tipo de personas, independientemente de la edad o la condición física en la que se encuentren.

Existen diferencias entre ambas disciplina: mientras que el yoga es más espiritual y estático, el Pilates es mucho más dinámico.

En cuanto a similitudes, para ambas actividades es vital controlar la respiración, pero se lleva a cabo de manera distinta, ya que los objetivos a conseguir son muy diferentes entre sí.

BUT FIRST…
Let me take a selfie

Algo tan “inofensivo” como una selfie,ha transformado la percepción de lo perfecto. La adicción al culto a la imageny al cuerpo, sumado a un factor tan clave como lo son las redes sociales, crean a su paso un combo preocupante que se traduce en un incremento en la demanda de cirugías estéticas a nivel mundial.

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