La maldición de ser mujer
Estefanía Ruanova
Hoy en día, nos encontramos en una sociedad en donde, rezamos para llegar sanas y salvas a casa. Es increíble el nivel de miedo que tenemos, que mejor dicho, se está convirtiendo en “pánico”, sí, un pánico que recorre nuestra sangre y la vuelve helada, con tan solo ver una calle poco iluminada, una persona que nos sigue desde el otro lado de la acera o simplemente ese hombre que se sienta junto a nosotras en el transporte público.
Vivir así, no es vida.
Continuar caminando por las calles con miedo, no es normal.
Temer por nuestras vidas, cada que salimos, es muy difícil.
¿Acaso hemos creado monstruos?
¿Es difícil confiar en alguien, hoy en día?
Pues al parecer sí, ya que lo único que nos interesa es sobrevivir de manera individual, sin involucrar más allá de nosotros. Sin meternos para ayudar a alguien. Solo seguir caminando y voltear la mirada para evadir la realidad.
Es difícil leer día a día que una de nosotras desapareció. Y que se leerán titulares en donde solo seamos señaladas, sin saber en realidad qué pasó.
Ya me imagino, algunos posibles titulares de mañana:
“Joven, se escapa con el novio.”
“Mujer fue encontrada tirada en un barranco, por vestir de manera provocativa.”
“Adolescente, sale del antro y no regresa a casa por ir alcoholizada.”
¿Perdón? Esto es real.
Es real que hoy en día, en pleno siglo XXI, prefieren ocultar un secuestro, una violación o un acto de privación de la libertad, bajo estos titulares, ¿Por qué suenan mejor y evitan el pánico entre la sociedad?
No señores, no podemos seguir viviendo así, con ese miedo de tener novio y que en un arranque de celos nos mate.
O continuar limitando nuestra vestimenta, porque somos culpables de que los hombres abusen de nosotras, por usar un lindo vestido, una cómoda falda o un coqueto short, por el pinche clima o simplemente por nuestro propio y maldito gusto, no, para provocar a nadie.
Y qué tal esa parte de poder divertirnos y pasárnosla bien con un poco de alcohol, pero buscando siempre esas famosas “apps” certificadas para nuestra “seguridad” y sin embargo, acabar muertas en un motel.
Cada día que vivimos, los feminicidios crecen y se elevan de tal manera que en poco tiempo serán incontables. Ya sé, es muy crudo leer esto y ver las cifras que van en aumento, pero más crudo es ver a nuestra abuela, madre, hermana, novia, amiga, alejarse, salir de nuestras casas y por un microsegundo, pensar que quizás, no la volverás a ver. Qué pides a alguien supremo, que si llegase a estar en riesgo este ser amado, alguien tenga compasión y no la deje sola, que quizás un extraño le tome de la mano y finja ir con ella, para así evitar que otras personas la dañen.
¿Será difícil encontrar aún a personas “ángeles”?
¿Cuántas personas existirán con esa nobleza para sólo ayudar?
¿Y tú, qué harías si esto le sucediera a alguien de tu familia o círculo cercano?
Las mujeres hoy en día, somos un punto débil, frágil y muy vulnerable para todos esos “pseudo hombres” que solo siguen agrandando la frase: “Ni una más”.
Si ves a una mujer en posible peligro, acércate y ofrécele tu ayuda, demostremos que aún existimos seres humanos y que los monstruos no son nada.
“No se puede encontrar la paz, evitando la vida.”
-Virginia Woolf