sábado, noviembre 23 2024

Por Cecy Rendón 

Todavía recuerdo las tediosas tardes después de la escuela, cuando estaba obligada a leer interminables páginas de libros aburridísimos… Personajes que no me interesaban, tramas sin suspenso, historias que simplemente no me enganchaban, llenos de palabras tan anticuadas y en desuso que carecían de todo significado. Todavía recuerdo hasta los títulos de aquellos libros, que por respeto a mis colegas escritores jamás mencionaré en voz alta, y mucho menos por escrito.  

El problema no eran los libros, el problema era que eran parte del plan de estudios. 

Alguien, seguramente algún burócrata iletrado en alguna gris oficina de gobierno, decidió la lista de libros para cada grado de educación básica. ¿Cómo escogieron los libros? ¿Qué expertos fueron consultados? ¿Cuál fue el criterio de selección? No tengo idea. Para ser justa, muchos de los libros que me vi obligada a leer son considerados joyas de la literatura y de la historia de la humanidad. La literatura, al ser un arte, esta sujeta a ser juzgada desde la percepción propia y completamente parcial de cada ser humano. Esa percepción, durante la época de la educación básica, cuando las tiernas mentes de los estudiantes apenas están formándose, no tiene la madurez para comprender la profundidad, la belleza y la complejidad de muchos textos que son forzados a través de los ojos, como se fuerza una fastidiosa medicina a través de la garganta. 

El problema con los libros “obligatorios” es que generan un trauma mental, en muchos casos irreversible. Cuando un libro no te gusta y estas obligado a leerlo por cualquier razón el proceso se vuelve un infierno. No es como un cuadro colgado en un museo, que si no te parece atractivo puedes pasar de largo y dejar de verlo o si una película no te aburre puedes salirte del cine o al menos saber que en poco tiempo se terminará… Tristemente leer por obligación solamente le augura al pobre lector interminables tardes de frustración y ganas de estar haciendo cualquier otra cosa. 

Desgraciadamente, es por eso que mucho jóvenes y adultos hoy en día se quedaron con la idea de que “leer es aburrido” y dejaron de leer. Es una tristeza, vivimos en un país en donde el índice de lectura es tan bajo que es vergonzoso, en donde las personas se justifican diciendo cosas como “no tengo tiempo”, “ya salí de la escuela”, “prefiero ver la película cuando salga”… Todo por no decir el tan políticamente incorrecto “leer es aburrido”. 

La solución al problema irónicamente está en la lectura misma. Leer, pero leer textos que te interesan, que te atrapan, que revolucionan tu mente, que hacen crecer tu mente y tu espíritu, cambiarán para siempre la percepción de la lectura. 

Te invito a leer, lee cualquier cosa, abre cualquier libro y si no te gusta déjalo. Lee por gusto, nunca por obligación. Te aseguro que, si empiezas a leer libros recomendados, libros prestados, libros de moda, libros que fueron buenas películas, pronto encontrarás libros que te gusten. Si empiezas a leer, pronto encontrarás autores fascinantes, misterios, aventuras, conocimientos inesperados, personajes que te hacen vibrar el alma y tramas que te mantienen pegado a las páginas. 

La única manera de que podamos elevar el nivel de lectura, el nivel cultural, el nivel educativo, el nivel intelectual y el nivel de consciencia de México es que todo pongamos nuestro granito de arena. ¿Cómo? Lee. Lee y si un libro te gusta recomiéndalo, publícalo en tus redes sociales, contagia a todos con tu entusiasmo. Si un libro no te gusta, déjalo, no sigas leyendo y regálaselo a quien tu quieras, eventualmente llegará a manos de alguien que si lo disfrute. 

Tips para nuevos lectores:  

-Si no tienes el hábito de leer, el movimiento de los ojos hará que te dé sueño, en ese caso lee parado o sentado hasta que tu cerebro se acostumbre. 

-Busca el significado de cualquier palabra que no conozcas, de esa manera entenderás la lectura y elevarás tu nivel cultural. 

-Únete o empieza un club de lectura, leer entre amigos es mucho más fácil y divertido. 

-¡Regala libros! En cumpleaños, Navidad, o cualquier otro compromiso social. Un libro siempre es un gran regalo. 

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